miércoles, 5 de diciembre de 2012

MARÍA LUISA TRUJILLO MOLINA, UNA ALDEANA VÍCTIMA DE LAS POLÍTICAS ANTI DISCAPACIDAD DEL P.P.


Hoy es el Día Internacional de la Discapacidad. Hace un tiempo salió una noticia en prensa sobre una maestra discapacitada de Ciudad Real a la que se estaba tratando de manera vil. Esta maestra es aldeana.            
Hoy los Socialistas aldeanos queremos solidarizarnos con ella y que sepa que sus paisanos la apoyamos en su lucha. Se llama MARIA LUISA TRUJILLO MOLINA y está pasando por un verdadero calvario por culpa de un gobierno y un Delegado de educación insensibles con los problemas de las personas, y si es discapacitada peor. ¿Recuerdan la frase  que Miguel profetizó en aquel pleno de 2010 refiriéndose  a los discapacitados? Ahora que puede actuar, lo hace y desde luego sin reparos.
  Nuestra amiga  María Luisa Trujillo Molina y se crió en la calle real nº 167 donde vivían sus abuelos Eugenio y Ángeles. Miguel, nuestro alcalde, Coordinador de Educación y corresponsable del problema creado a esta aldeana, (y a cientos de discapacitados)  seguro que conoce bien la zona y, posiblemente, jugaba en su niñez con María Luisa.
  María Luisa es maestra. Con su discapacidad, que la acompaña desde siempre, no hace falta decir el trabajo que le costó conseguir su mayor ilusión: hacerse maestra para dedicarse a formar a los niños, a nuestros hijos. El pago que recibe de estos gobernantes sin escrúpulos, después de muchos años de sacrificio, es hacerle la vida imposible y tratar de privarle de su mayor sueño, ser una maestra ejemplar.

Esta es la noticia que salía en los medios:

       María Luisa es una profesora de Educación Primaria Ciudad Real con un 52% de discapacidad reconocida -con una prótesis de cadera, operaciones de rodilla y un interminable historial de operaciones y distintas enfermedades que afectan a su movilidad- que este año ha visto cómo los recortes la han condenado a dar clases en un colegio de Malagón, para el que tienen que coger todos los días el coche pese a sus problemas también de espalda; subir una difícil rampa de cemento liso de lo más resbaladiza y empinada; subir en una plataforma que considera inestable y que hace una curva; y atravesar la biblioteca y un largo pasillo para llegar a su clase en el primer piso, desde donde se siente "encerrada" porque ya no puede salir hasta que acaban las clases por sus problemas de movilidad.
Y todo ello es consecuencia de los recortes que el Gobierno regional ha desarrollado en materia de Educación y que le ha impedido este año acceder a una plaza en un colegio con ascensor de la capital, donde le es mucho más fácil desplazarse porque reside aquí, porque la comisión de servicios por razones humanitarias que así se lo permitía hasta ahora no le ha servido de nada ante los cientos de desplazados y suprimidos por el Gobierno regional.
"No se tiene en cuenta quién necesita una plaza en un lugar determinado por cuestiones reales y perfectamente constatables. Hasta que han llegado los recortes, siempre se había tenido en cuenta mi situación  y, aunque no tuviera una plaza estable en un colegio de la capital y fuera cambiando -su oposición la aprobó en Malagón hace varios años cuando su situación física era mucho mejor y su grado de discapacidad no tan alto-, no me obligaban a ponerme en carretera ni me mandaban a un colegio sin ascensor... Pero este año todo ha cambiado".
Mª Luisa, que afirma que para ella lo más importante es "trabajar, pero en las condiciones adecuadas", asegura que las consecuencias físicas de este cambio ya las está notando y, además de haberse lesionado un pie y sufrir dolores de espalda -su historial médico ocupa varios folios-, pero también a nivel psicológico "porque me siento muy incómoda de tener que depender para todo de mis compañeros, hasta para hacer unas fotocopias, porque no puedo estar subiendo y bajando. Y yo no tengo esa necesidad de depender de nadie, aunque agradezco el apoyo que me están brindando en el colegio, pero podría ser más autónoma si estuviera en un centro con menos barreras arquitectónicas, como ocurría el año pasado en el María de Pacheco de Ciudad Real, un colegio en el que este año no he podido continuar pese a que se ha quedado una vacante por una jubilación".
Esta profesora, que este año da clase a 24 niños, tres de ellos con necesidades educativas especiales, de 6º de Primaria, se siente, además, recluida en su centro actual. "Es como un zulo, porque no puedo estar andando tanto y subiendo y bajando. Llego a primera hora y no salgo hasta que acabo las clases, aunque los niños se vayan al recreo".
"Esta es una historia de superación, la que cada día protagoniza mi esposa, maestra de profesión y sufridora por obligación", concluye su marido Joaquín, quien lo único que quiere es que su mujer tenga un puesto adaptado a su discapacidad para que siga ejerciendo un trabajo que le apasiona.
María Luisa, tus paisanos reconocemos tu pundonor aunque el vecino de infancia Miguel Morales, ahora no te conozca. Los carguillos parece que ciegan aún más a quienes carecen de humanidad.
Estamos contigo María Luisa.
UN SALUDO SOCIALISTA.