Indignado hasta la náusea
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Indignado hasta la náusea, veo y oigo cómo la Policía Nacional en Valencia sin miramiento ni contemplación apalea a jóvenes estudiantes de secundaria. Oigo estupefacto que un policía le espeta a una estudiante menor de edad: “No tienes cuerpo ni de puta” y otra estudiante declara como un uniformado sin identificar se burla de ella echándole besito y sacándole la lengua.
Indignado hasta la náusea, veo y oigo cómo la Policía Nacional en Valencia sin miramiento ni contemplación apalea a jóvenes estudiantes de secundaria. Oigo estupefacto que un policía le espeta a una estudiante menor de edad: “No tienes cuerpo ni de puta” y otra estudiante declara como un uniformado sin identificar se burla de ella echándole besito y sacándole la lengua.
Soy padre de dos jóvenes de la misma edad y profesor titular de Enseñanza Secundaria con más de treinta años de experiencia docente. Yo corrí en Madrid delante de “los grises” y de las “lecheras” (coches policiales blancos de la época) por el simple hecho de anhelar un país libre y una España mejor en la que las porras y las botas no se impusieran nunca a las ideas y el conocimiento. Si las imágenes de la Policía Nacional maltratando con violencia inusitada a jóvenes adolescentes fueran en blanco y negro, hubiera pensado que andaba en el túnel del tiempo allá por 1970 y que la policía era la del más que general. Una niña dice: “Nos tratan como perros”.
Según parece, los padres van a denunciar a la Policía, piden la dimisión fulminante de la Delegada del Gobierno en Valencia y del Jefe de la fuerza pública. Si fuera uno de esos padres a los que les han apaleado sus hijos o uno de esos profesores de instituto que se dejan la vida educando en la tolerancia, el respeto y la capacidad crítica, también denunciaría a estas excrecencias de la democracia, a estas tumoraciones sociales provocadas por un poder conservador que, por conservar, como decía el bueno de don Antonio Machado refiriéndose a unos leprosos de derechas, “Querían conservar la lepra, ¡no la salud!
Pobre bagaje el del PP si una niña de escasos dieciséis años dice que la policía a la que pagamos todos con nuestros impuestos “Nos trata como perros”. Así se trató a los españoles durante cuarenta años; pero eso creíamos que había terminado".
Santiago Ciudad Ruedas
